Convertida en el destino emergente de Quintana Roo, esta isla concentra toda la belleza que se puede esperar de un rincón del Caribe, con el confort de una infraestructura turística ecológica.
Aves frente a la isla de La Pasión. Al fondo, manglares de Holbox. Fotos: Gustavo Armenta
Holbox es una isla netamente caribeña: pequeña, playas de arena de talco, aguas tranquilas, tan claras, que a ratos casi transforman en blanco su turquesa, donde reposan diversos tipos de aves, incluyendo flamencos rosa.
Desembarcando en la Isla de la Pasión.
Una mañana a las 6:40 horas partí de Cancún con destino al pueblo de Chiquilá, punto obligado para llegar a Holbox. Menos de dos horas después arribamos a ese diminuto poblado de Quintana Roo. Es una localidad de pescadores en el municipio de Lázaro Cárdenas, donde por las mañanas puede soplar un viento fresco. En su muelle descansan las lanchas de los pescadores y sobre ellas reposan decenas de pelícanos mientras a baja altura sobrevuelan gaviotas, todos en paciente espera de que lleguen los hombres con su pesca del día, para ver si les pueden robar una pieza o, por lo menos, desayunarse los restos de los pescados que a veces ahí mismo desollan.
Chiquilá es un pueblo de pescadores.
Navegamos veinte minutos sobre un mar de inverosímil azul pálido, hasta llegar a la Isla Morena, que es mejor conocida como la Isla de los Pájaros. Es una minúscula Área Natural Protegida de apenas 500 metros cuadrados, que cabe toda en los ojos con sólo un vistazo. Para protección de las aves no se permite caminar sobre el islote, por lo que en su orilla construyeron un mirador desde donde se puede admirar a las ibis blancas, fragatas, garcetas blancas y rojas, cormoranes, pelícanos, espátulas, garzas y flamencos rosa que la habitan. En total, a lo largo del año 140 especies de aves llegan a este puñado de tierra rodeado de aguas transparentes y mansas.
Todas sus calles son de arena y la gente se transporta en carros de golf.
A las 11:20, con un sol que ya aprieta, continuamos nuestro camino hacia el parque ecológico Yalahau, donde lo mejor es caminar un breve trecho entre manglares para llegar a un ojo de agua donde te puedes refrescar nadando un rato. En este lugar, donde desde tiempos ancestrales se divertían los mayas, ni siquiera hay botes de basura, para crear conciencia entre los visitantes de que aquí no se debe dejar ningún tipo de desecho.
Hotel La Palapa.
Éste es otro islote todo de arena blanca, frente a Holbox, donde la belleza y privacidad invitan a la intimidad. De hecho, en broma los lancheros le llaman isla “condón”. Sus orillas no tienen olas, lo que lo convierte en una especie de isla en medio de una inmensa alberca azul pastel en la que te puedes adentrar caminando sin que el agua llegue más arriba de tus rodillas. Ahí también puedes ver grupos de garzas, ibis o flamencos que tranquilamente posan para la foto. Bien se puede pasar ahí toda una mañana y pedir que el lanchero que te lleve te recoja unas horas después.
Muelle del mirador de la Isla de los Pájaros.
La isla
Comparada con Isla Mujeres o Cozumel, Holbox es una isla muy pequeña, con sólo 41 kilómetros de largo por dos de ancho. Históricamente, nunca había sido un destino que las autoridades estatales promovieran turísticamente, pero su belleza es tan grande, que algún día tenía que suceder que el mundo se enterara de su existencia. Hoy es el principal destino emergente de Quintana Roo.
La larga terraza del hotel Las Nubes.
Lo primero que llama la atención al llegar es que en Holbox las calles son de arena, no existen calles de asfalto ni sus habitantes quieren cemento. No hay automóviles y los locales se transportan en bicicleta, carritos de golf o, cuando mucho, en pequeños jeeps los más pudientes.
Entrada al parque Yalahau.
Su infraestructura turística se limita a hoteles pequeños con pocas habitaciones y sin grandes edificios. A pesar de no ser una isla grande, menos de su 15% está desarrollado turísticamente.
Isla de los Pájaros.
Pero tampoco hay que creer que por tener únicamente hoteles pequeños su oferta hotelera es mala. Por el contrario, cuenta con varios hoteles que son verdaderas muestras de que no son necesarios los grandes edificios ni las marcas famosas como sinónimo de eficiencia y confort.
Ojo de agua en Yalahau.
Cada vez más el mundo está poniendo los ojos en Holbox, este paraíso escondido de dos mil habitantes, que se ha convertido en una isla cosmopolita por la cantidad de extranjeros, muchos de ellos europeos, que una vez que llegaron aquí para pasar unas vacaciones impulsados por la recomendación de algún amigo, descubrieron que este es el paraíso en la tierra y decidieron quedarse a vivir aquí.
Taxista esperando cliente en el muelle.
• De abril a octubre, en la laguna de agua salobre que rodea al parque Yalahau, se observan cardúmenes y delfines que nadan alrededor de la isla.
• Uno de los principales atractivos de Holbox inicia en junio, cuando llega a sus aguas el tiburón ballena, una enorme especie inofensiva junto a la cual es posible nadar. Hay agencias que organizan viajes con este objetivo.
Muelle de la isla.
holboxcollection.com.mx
Para desayunar, unas empanadas de mantarraya al desembarcar.
Un lugar único.
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