lunes, 22 de agosto de 2011

Maestros pierden horas en disciplinar sus aulas


Las diferencias entre la educación pública y privada son pocas, afirma el filósofo David Calderón. A. CAMACHOEstudio de la OCDE. David Calderón, director general de Mexicanos Primeros, señala que el esquema de competencias en primaria ayudará al desarrollo educativo



CIUDAD DE MÉXICO (21/AGO/2011).- El mexicano valora la educación. Sabe que la única forma de progresar como país es invertir agresivamente en el sistema educativo. Es más, la frase: “Mi única herencia será tu educación” es un mandato paterno que incita a los chicos a introducirse en las aulas, entendiendo que la educación es una herramienta vital de movilidad social. Sin embargo, algo falló. La educación pública que fue durante años ícono de equidad social, hoy presenta índices preocupantes de insuficiencia.


Para David Calderón, director general de Mexicanos Primero —organización social sin fines de lucro que se encarga de analizar y procesar datos concernientes al sistema educativo—, las inercias que impactan negativamente en la calidad de la educación no dependen, forzosamente, del origen privado o público de la instrucción escolar, sino de muchos factores domésticos y sociales que impiden avances importantes en la materia.

“Lamento decirlo, por un lado, aunque me alivia por otro; la educación pública y privada no presentan opciones contrastantes, el bajo nivel educativo es una característica de ambos (sistemas)”.

Tanto para los planteles privados como para los públicos, el maestro está rebasado: 23% de su tiempo de la clase lo utiliza para silenciar a un salón de clase inquieto y dispuesto a retar la tolerancia del maestro hasta las últimas consecuencias. Este dato pertenece a un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Para Calderón, esta realidad obliga “a modificar los patrones más recurrentes de aprendizaje, privilegiando aspectos relacionados con el modelo educativo por competencias”.

De esta manera, para el filósofo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el ciclo escolar que comienza mañana posee dos características que pueden traer beneficios al sistema educativo o, que por lo contrario, puede que agudicen sus deficiencias estructurales.

En primarias, se introduce el sistema de competencias, basado más en la “conducción” de los docentes y no simplemente en la exposición de clase, eje del método clásico de enseñanza. Por otro lado, señala el académico, la impartición de más horas de inglés puede ayudar a que los discípulos desarrollen habilidades lingüísticas muy interesantes, ya que el promedio que domina inglés en educación pública es prácticamente inexistente.

— ¿Cuáles son las perspectivas educativas para el ciclo escolar a punto de iniciar, y qué innovaciones podemos esperar en el método de enseñanza?

— El siguiente ciclo escolar existen aspectos que son sumamente interesantes; elementos que hay que cuidar muy atentamente, y, por supuesto, disposiciones muy relevantes para el sistema educativo mexicano. Es muy importante supervisar estos cambios, debido a que pueden ser malogrados sin la supervisión necesaria.

En primaria los maestros comienzan a aplicar el método por competencia, y se supone que ya han recibido la formación y la capacitación necesaria para cumplir adecuadamente con su labor. La orientación del método por competencia es que el grueso del trabajo de enseñanza se realice como conducción y no como exposición; el núcleo es que los estudiantes tengan un aprendizaje vivencial, una auténtica solución a los problemas reales.

En las secundarias, por el otro lado, la idea es que la transformación más profunda sea la impartición de más horas de inglés; ya se está haciendo un gran esfuerzo presupuestal para capacitar a los maestros y acondicionar las aulas para este objetivo. Aunque no lo puedas creer, la asignatura de inglés ha sido obligatoria desde hace 60 años, aunque se ha enseñado en pocas horas y sin la intensidad necesaria.

Un tercer aspecto de innovación en el presente ciclo escolar es la prueba Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE). A partir de este año, ENLACE va a tener un peso muy importante en la obtención de puntos en la carrera magisterial, ya que 50% de estos puntos, están atados a los resultados que logren los alumnos en esta prueba. Sin embargo, tenemos que poner atención en este punto, ya que es necesario evitar que los maestros se dediquen simplemente a repasar los conocimientos de la prueba para obtener resultados. ENLACE no puede ser la única materia, sólo contiene dos asignaturas.

— Dentro del contexto nacional, ¿Cuáles son las particularidades de Jalisco en materia educativa, qué ventajas y desventajas posee el sistema educativo en la Entidad?

— Los resultados en materia educativa no son malos si tomamos el contexto nacional, en muchas ocasiones Jalisco supera el promedio nacional en diversos rubros. A pesar de esto, la equidad sigue siendo un problema sin resolver. Cuando tomas los datos del Estado y los desagregas, te das cuenta que la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) presenta índices buenos de calidad educativa, sin embargo, en zonas, sobre todo, rurales, las cosas pintan distinto. En Jalisco encontramos disparidades enormes, desde la Zona Norte hasta la Costa, la calidad educativa es sumamente cuestionable. La explicación de estas disparidades también tiene que ver con los maestros. Los profesores en estas zonas de la Entidad son los menos preparados y los que poseen menos experiencia. Y, cabe decir, que los jóvenes sean los maestros de estas escuelas regionales no es malo por si mismo, sin embargo, no es bueno que todos los maestros sin experiencia den clases en los mismos planteles regionales.

La insuficiencia de supervisión también es un elemento negativo dentro del panorama educativo jalisciense. Las zonas escolar se encuentran a gran distancia una de otra, lo que hace que los supervisores no pueden estar en contacto directo con todas las escuelas; en el ámbito rural, por esta realidad, muchas escuelas han sido dejadas a su suerte, sin posibilidad de supervisión continua y adecuada.

— ¿Cuál es la diferencia entre educación pública y privada, en términos de resultados y preparación académica?

— Los datos que hemos analizado confirma que para fines prácticos la educación privada y la educación pública son idénticas. Durante la primaria y la secundaria, sí existe una tendencia de calidad educativa que favorece a las escuelas privadas ya que tienen mejores instalaciones, los padres participan más en los consejos que instalan las escuelas y los niños atienden más horas en el salón de clases, lo que les da algunos elementos a favor.

Sin embargo, a partir del bachillerato, las cosas comienzan a cambiar, y la realidad se vuelve más parecida. Esto no me lo tomes literal, pero parece que en las escuelas privadas se memoriza mejor. Así, después de los estudios de secundaria, cuando la educación es más crítica, reflexiva y analítica, se desarrolla una paridad muy clara entre alumnos de escuelas privadas y alumnos de públicas. A pesar de la imagen que dan muchas escuelas privadas, la realidad es que adolece de las inercias de todo el sistema educativo mexicano. En los primeros años de educación, la repetición, la disciplina, los horarios y el aspecto confesional de la educación favorecen a un desarrollo mejor de los estudiantes de escuelas privadas, aunque después se emparejan.

Sin embargo, creo que hay elementos que repercuten más en el desarrollo educativo que el origen público o privado de la educación recibida: el grado académico de los padres y el acceso a libros y a computadoras en casa.

— Según la encuesta de percepción realizada por el observatorio ciudadano “Jalisco Cómo Vamos”, los tapatíos tenemos una percepción de la educación mucho mejor que los niveles y la calidad que recibimos en las aulas, ¿a qué se debe este desfase entre la realidad y la percepción?

— Tal desfase puede ser explicado mediante un par de planteamientos. En primer lugar, la falta de información comparativa que nos permita crearnos un criterio adecuado acerca de la educación recibida. El único parámetro que tenemos para saber si la educación es buena o mala, es la educación que los padres tuvieron, que también tuvo aspectos sumamente deficientes.

En general, los padres sienten que debido a que sus hijos logran mayores años de escolaridad, eso quiere decir que la educación es buena y ha mejorado, ya que los padres sólo pudieron terminar la secundaria o la preparatoria. La calidad no es ni cerca el centro del debate, sino la cantidad de años cursados.

Otro problema que es necesario considerar es que los padres siempre han estado fuera de la escuela, ya sea por realidades históricas y culturales, o simplemente por inercia. Los resabios cardenistas (del periodo del presidente Lázaro Cárdenas 1939-1945) de “ustedes déjennos a sus hijos y nosotros los educamos, su única obligación es traerlos a la puerta de la escuela, y a partir de ahí, nosotros nos encargamos”, sigue predominando a nivel nacional.

En México se formó una educación con poca participación de los padres cuestión que se está corrigiendo, pero ahora los padres son los que no asisten, no están acostumbrados. Han sido más de 40 años sin los padres, y ahora los llamas, y pues no van. Es muy importante entender que la educación es un proceso de corresponsabilidad entre las escuelas y los padres de familia, ni siquiera en las privadas existe una participación activa de los padres en la definición de los planes curriculares, sus intervenciones son meramente informativas.

PERFIL
Académico y consultor


Es fundador y director general de Mexicanos Primero, una iniciativa ciudadana que se enfoca en mejorar el sistema educativo mexicano.

David Calderón estudió filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y ciencias sociales en Florencia y Jerusalén.

Fue becario del posgrado de excelencia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), y recibió la medalla Alfonso Caso al Mérito Universitario.

Ha sido académico en la facultad de medicina y en la de filosofía y letras de la UNAM, en la Universidad Iberoamericana, el Tecnológico de Monterrey, el Instituto Interamericano de Seguridad Social y la Universidad de Chicago. Fue coordinador general de humanidades y director de la facultad de bioética de la Universidad Anáhuac. Formó parte de la Comisión Nacional de Bioética de la Secretaría de Salud y diseñó el programa de Transparencia y Rendición de Cuentas para la Procuraduría General de la República (PGR).

Presidió el Diagnóstico de la Familia Mexicana, realizado por la UNAM, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).

Fue designado expositor por la Organización de los Estados Americanos (OEA) para las Conferencias Panamericanas del Niño.

Es coautor de libros sobre ética aplicada, participación ciudadana y diseño de políticas públicas; el último, Contra la Pared, es un reporte independiente sobre el estado de la Educación en México. Es consejero del Instituto de Evaluación Educativa de Nuevo León, integrante del Comité Técnico de la prueba ENLACE y coordinador de la comisión de calidad en la docencia del Consejo Ciudadano Autónomo por la Educación.
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