lunes, 4 de abril de 2011

Ponen a la educación al servicio del mejor postor

Héctor Vasconcelos califica como una “aberración que mi padre apenas podría haber considerado”, que el “apostolado del magisterio”, se haya transformado en un “aparato de operadores políticos”

A 90 años de que José Vasconcelos creara la Secretaría de Educación Pública (SEP), su hijo, el ex embajador Héctor Vasconcelos, asegura que el sistema educativo vive un conjunto de “tragedias”, entre las cuales existe un “entreverado perverso” entre educación y política, que ha hecho imposible que ocurran reformas de fondo para formar a los ciudadanos que México necesita.
Héctor Vasconcelos califica como una “aberración que mi padre apenas podría haber considerado”, que el “misticismo” que llevó a los maestros a realizar la primera campaña de alfabetización y las misiones culturales realizadas por todo el país, y que llamó el “apostolado del magisterio”, se haya transformado en un “aparato de operadores políticos”, en una “mercancía política que se ofrece a los candidatos y a los partidos, pensado solamente en los intereses de la dirigencia del sindicato”.
En entrevista con El UNIVERSAL, el más pequeño de los tres hijos, el único que le sobrevive a Vasconcelos, asegura que las otras “tragedias educativas” son el analfabetismo, ahora funcional por la mala calidad que tienen la primaria y la secundaria, la falta de oportunidades para muchos jóvenes y un Estado laico vulnerado.
Trabajo en la SEP, una obligación
Rodeado de libros y fotografías que le hacen recordar la labor de su padre como rector de la Universidad Nacional, secretario de Educación Pública y de la campaña política que realizó en 1929, el ex embajador de México en Dinamarca, Noruega e Islandia, Héctor Vasconcelos, quien es hoy el encargado de las relaciones internacionales del autollamado gibierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador, recuerda que José Vasconcelos nunca consideró que lo más perdurable de su obra serían sus años al frente de la SEP.
“Él pensaba que lo mejor de su obra estaba en sus libros y sería recordado como escritor, como filósofo. Pensaba que lo que había hecho en la SEP era simplemente una obligación y una responsabilidad”, asegura.
A nueve décadas de la creación de la secretaría, ¿qué tenemos que revisar los mexicanos en la SEP?
Hay que revisarlo absolutamente todo, porque 90 años después de la creación de la secretaría me parece que es evidente que la educación nacional se encuentra en una situación de postración. Uno de los más graves, sino es que el más grave problema, es el estado de la educación pública. Una educación pública atrapada por un sindicato que utiliza su poder, su peso ofrecerlo al mejor postor político.
“José Vasconcelos ideó la función del maestro como una tarea verdaderamente casi apostólica. Me refiero al sentido laico de la palabra, del apostolado por la educación y la cultura, y que esto se haya convertido, bajo el liderazgo del sindicato de maestros, en una especie de mercancía política que se ofrece a candidatos y a partidos, pensado solamente en los intereses de la dirigencia del sindicato, me parece una aberración que mi padre apenas podría haber concebido”.
Hace 90 años José Vasconcelos inició la alfabetización de los mexicanos, ¿qué opina de que hayan 33.5 millones de personas que no han concluido la formación básica?
Son una verdadera tragedia nacional… tanto Vasconcelos como Torres Bodet tuvieron el objetivo fundamental de que no hubiera un mexicano analfabeta y ahora resulta que sí los hay. Pero no sólo eso, sino que muchos de quienes están alfabetizados tienen una preparación que simplemente no los pone en condiciones de competitividad nacional e internacional.
“Pero son los factores políticos los que siempre se entrometen e inciden en que no haya una reformulación de fondo en los programas y en el ejercicio de la tarea educativa. Todo ha sido corrompido por la política, gracias a un liderazgo de un Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación que se ocupa más de política que de educación”.
Después de Vasconcelos y Torres Bodet como secretarios, ¿a quienes habría que destacar por su labor?
El problema no creo que sea en el fondo de individuos, sino de los cambios en el país. La forma, insisto, en que la educación y la política se entreveraron perversamente y esto ha hecho imposible que ocurran reformas de fondo en el sistema educativo, desde Don Jaime Torres Bodet.
El problema es que los proyectos, sobre todo educativos, ¿debieran ser transexenales, no sexenales?
Cuando se crea la SEP los misioneros, por ejemplo, eran como decía mi padre, misioneros del alfabeto, no estaban concebidos ni los otros proyectos principales de la gestión educativa de mi padre, como las bibliotecas públicas, como cuestiones que tuviesen un término sexenal.
“Jamás se vieron estas ideas como cuestiones determinadas por un calendario político, en cambio en los años posteriores todo se ha medido en lo que Salvador Novo llamaba el sistema métrico sexenal. Esto es uno de los grandes problemas en el país, que no puede haber proyectos de largo plazo y cuando los hay, cuando se esbozan, la siguiente administración hace todo lo posible por liquidarlos, simplemente porque pertenecía a un grupo político diferente”.
El ideal griego
Héctor Vasconcelos hace una pausa y relata que en los primeros días como secretario su padre José Vasconcelos pidió al escritor Carlos Pellicer equipar la oficina del funcionario federal; recuerda que fue entonces que en una joyería del centro de la ciudad se compró una pequeña estatua de Palas Atenea, “que es la que ha sido vigilante de la labor de todos los secretarios desde entonces”.
Usted destaca la politización de la educación en México, ¿cree que eso es lo que daña al sector educativo para seguir con los proyectos nacionales que se plantearon? ¿Se necesita que el secretario de Educación realice actividades políticas?
Trato de no generalizar, a lo largo de las décadas, y habría que analizar periodos particulares y personalidades, pero en términos generales habría que decir que sí ha habido esta imbricación entre política y funciones educativas en demérito de la educación, que debiera ser lo principal.
“En el caso de mi padre, buscó el ideal griego, el ideal ateniense del ciudadano… Es decir, él se formaba la mentalidad de la gente, la capacidad crítica de las personas y esto ha ido desapareciendo, en la medida en que la política se metió de manera perversa en las funciones de la educación nacional. Esto es muy grave, y mientras no haya una resolución de este problema, yo no veo cómo producir mejores ciudadanos y por lo tanto, un mejor sistema político y una mejor realidad nacional”.
¿Qué hay que cuestionar en este momento a quienes han estado al frente de la secretaría, por la formación de los mexicanos?
Creo que a todos los gobiernos de las últimas décadas hay que reprocharles que la educación se encuentre en las condiciones en las que se encuentra, y en no haber podido generar respuestas de fondo a la problemática del magisterio nacional, en la educación de los niños y jóvenes.
Usted, como un estudioso de la labor de su padre, ¿qué nos reprocharía hoy Vasconcelos al ver la educación que tenemos?
Casi yo diría que todo, de la A a la Z. El estado general, la deficiencia, la mala calidad, la mala formación de los ciudadanos que estamos produciendo y la tragedia nacional que hay gente que se queda sin alfabetización, o sin poder terminar estudios secundarios o preparatorios por la situación económica del país o por las necesidades económicas; esto se liga con el otro gran problema, de que no hemos podido crear un modelo económico que resuelva, así sea en sus partes fundamentales, la problemática social del país.
“El modelo económico que hemos tenido en las últimas décadas claramente ha fracasado, claramente no da para más y el resultado son los millones pobres mexicanos sin educación y sin empleo, que por otra parte se vuelven carne de cañón de la delincuencia organizada”.
Lunes 04 de abril de 2011 Nurit Martínez | El Universalnurit.martinez@eluniversal.com.mx
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