EL BLOG DE HÉCTOR VIRGILIO
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martes, 6 de mayo de 2014
domingo, 27 de enero de 2013
miércoles, 2 de enero de 2013
sábado, 29 de diciembre de 2012
jueves, 27 de diciembre de 2012
La SEP, el SNTE y la reforma educativa
Por Jesús Bernardo Miranda Esquer *
La escuela mexicana está en crisis: en realidad siempre lo ha estado. Parafraseando a Jaume Carbonell (2002), es necesario entender que la escuela como institución ha estado en crisis de manera permanente. El tiempo en la escuela marcha lento, el tiempo en la vida avanza mucho más rápido. El desfase entre la escuela y la vida, es un desfase que no es exclusivo de México, como el gobierno lo quiere hacer notar.
Toda Europa está sumida en una crisis social y educativa, ahí está el movimiento Juventud sin futuro, por mencionar un síntoma de esta crisis internacional en educación. Para el caso de México, es la SEP la encargada de equipar las escuelas con la infraestructura necesaria para abordar los desafíos del s. XXI. Sin embargo, ha existido una sistematización del error y de las recetas mágicas: el caso concreto, Enciclomedia, donde se adquieren grandes volúmenes de equipos, se meten a las escuelas de todo el país, sin una capacitación previa para los profesores y profesoras, y sucede lo que debería suceder en esas condiciones tan erráticas: absolutamente nada. En este sentido su servidor, junto con otros colegas (Sagástegui, Vidales, et al), realizamos un seguimiento de la operación del programa en distintos estados de la República, concluyendo que los cambios a las prácticas educativas habían sido superficiales.
Las reformas curriculares desde la del 93 para educación básica, a las recientes retomando el enfoque de Educación Basada en Competencias (EBC), se han caracterizado por una improvisación dentro de los distintos niveles de concreción de dichas reformas. En este sentido documentamos la más reciente, en el caso concreto de Sonora (Miranda, J. B., García, J. y Miranda, J. F. 2010, 2011). Este ha sido el accionar de una secretaría de Estado, lo anterior nos revela que la educación no ha sido prioridad nacional.
En México se ha evaluado mucho, muchas veces. Como diría Aboites (2010) ya sabemos de qué estamos enfermos, pero no buscamos la cura. Se ha evaluado mucho, pero corregido muy poco. La evaluación ha servido para etiquetar escuelas en malas, regulares y buenas. Esta evaluación además ha servido para brindar estímulos a profesores y profesoras, siendo una actividad que contradice el planteamiento original de este tipo de evaluaciones para la mejora del servicio educativo.
En este nuevo gobierno, Emilio Chuayffet, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), quien es Licenciado en Derecho, con experiencia de haber sido el titular de la Secretaría de Educación, Cultura y Bienestar Social del Estado de México, plantea una reforma educativa de largo alcance. El alcance inmediato es destronar a la lideresa vitalicia, Elba Esther Gordillo Morales, y desmantelar de manera paulatina al Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE). El fondo estructural no se centra en dicha reforma, se pretende una evaluación universal a los profesores, lo cual no es negativo, si se suprime la idea de quitar del puesto de trabajo a quien repruebe. Si es la SEP la que ha formado a los profesores y profesoras del país. Si es la SEP la que orienta la actualización docente, es a la SEP a la que se le debe anotar en su expediente el porcentaje de reprobación de los profesores que formó en las escuelas normales, no al SNTE.
El SNTE, por su parte, se ha encerrado en las luchas gremiales. El conflicto entre la CNTE y el SNTE, ha desgastado a las partes, resultando la SEP, la principal beneficiada por esta lucha de poder. Siendo en un plano ideal, los profesores y profesoras de nuestro país knoworkers –trabajadores del conocimiento-, se ha dejado de lado el estudio sistemático de nuestra labor docente, de ahí que cuando el profesor deja de reflexionar su propia práctica, y dialogar la teoría educativa con su práctica pedagógica, se pierde esa capacidad de renovación.
El SNTE y la SEP, no han sido capaces de dialogar. La interlocución no ha sido efectiva, los acuerdos siempre se han realizado para cortos lapsos de tiempo. Debe el SNTE, pugnar por una formación y actualización docente de calidad que le corresponde a la SEP brindar a sus profesores.
En este sentido, Gimeno Sacristán lo plantea claro y sencillo, por lo que parafraseo su idea: unos deciden la educación –los políticos-, otros hablan de educación –los investigadores o universitarios- y otros la realizan –los profesores-, pero ninguno de ellos se conoce, si se conocen se comunican mediante códigos diferentes, por lo que no se entienden. Lo ideal sería que quienes hacen la educación, esto es: los profesores y profesoras, la discutan –lean y escriban sobre ella- y en cierta medida, la decidan.
Pero para que esto suceda, debe el SNTE y la propia SEP, promover el acceso a estudios de posgrado de alto rendimiento a los profesores y profesoras de educación básica y media superior, para que los mejores, tengan los elementos teórico-conceptuales de proponer posibles salidas a la crisis que hoy experimentamos, desde siempre. Y becar a profesores en estudio de alto rendimiento, no debe ser considerado un acto de fe y buena voluntad, sino como una acción estratégica para re-pensar la escuela mexicana.
Considero, finalmente, que la reforma educativa se queda corta desde su nombre: re-forma, esto es, dar forma nueva a partir de una forma conocida. ¿Por qué mejor no hablamos de una transformación educativa? Trans-forma, en otras palabras: pasar de una forma A conocida, a una forma B, inédita.
Una transformación educativa implicaría, entre otras cosas: cambiar el sistema de evaluación de los profesores. Pasar de una evaluación estática y transversal, a una dinámica y longitudinal. De una evaluación que recolecta datos mediante exámenes censales en un solo momento de tiempo, verificando el estado académico que guardan sus profesores; hacia un nuevo modelo que recolecte evidencias a lo largo del ciclo escolar, y que los datos sean el insumo al profesor para corregir su práctica docente, en donde se discuta con los profesores los resultados. No podemos pretender cambiar el sistema de evaluación de los profesores atorados en instrumentos de evaluación limitados como los exámenes. ¿Por qué no construir rúbricas y presentarlas a los profesores para que ellos decidan el tipo y nivel de mediación que pueden realizar? Estaríamos ante otros instrumentos y estrategias de evaluación que de manera significativa, apoyarían a los profesores y directivos a mejorar sus desempeños.
* Profesor de primaria, secundaria, licenciatura, maestría y doctorado. Director de escuela primaria. Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Sinaloa.
sábado, 1 de diciembre de 2012
domingo, 18 de noviembre de 2012
AUTISMO
Entender la cultura para comprender el autismo
Un niño que es considerado autista en una sociedad puede no serlo en otra. Sin embargo, la medicina ha omitido el factor cultural en su diagnóstico de esta condición. ¿Hasta ahora?
BBC Mundo
En Sudáfrica no se acostumbra que los niños miren a los adultos a los ojos. Se considera irrespetuoso.
Por el contrario, que un pequeño no mire a los ojos a los adultos es una de las características de déficit social que la medicina occidental suele buscar en niños con síntomas de autismo. Y al notarlo, suelen inclinarse por un diagnóstico positivo.
¿Cómo hace, entonces, la medicina de Europa y Estados Unidos -que han liderado los estudios de la afección- para identificar casos de autismo en niños sudafricanos?
No es una respuesta fácil. Un reciente artículo de la revista científica Nature resaltó el hecho de que la cultura habitualmente no es tenida en cuenta en el diagnóstico de esta afección de origen aún debatido que perjudica la interacción social y comunicacional del individuo.
Una de las señales del autismo podría ser, por ejemplo, que los niños finjan repetidamente cumplir años: que inviten a amigos, corten pastel y canten. Pero en algunas partes de Sudáfrica los aniversarios no se celebran.
Como dijo la autora del artículo de Nature, Sarah DeWeerdt, 'el estudio del autismo en el mundo debe tener en cuenta una variedad de normas de conducta en diferentes sociedades'.
¿Qué papel ha tenido la cultura en la investigación y la detección del autismo? ¿Y cuál es el problema con un diagnóstico desde la perspectiva occidental? ¿Y qué se puede hacer al respecto?
BBC Mundo consultó a varios especialistas para responder a estas y otras preguntas.
Autismo sin cultura
Alexandra Perovic, profesora de medicina especializada en psicología y lenguaje de la Universidad de Londres (UCL, por sus sigla en inglés), le comentó a BBC Mundo: 'La mayoría de los estudios sobre autismo han sido conducidos por países de Europa occidental y EE.UU., por lo que hay una inmensa parcialidad dentro de la comunidad de investigación'.
De hecho, durante muchos años se creyó que el autismo estaba ligado a la cultura occidental y a la modernidad. Se pensaba que era un trastorno prácticamente inexistente en otros ámbitos culturales.
'Pero el desorden tiene una base biológica', dijo Perovic. 'Por eso, podría esperarse que haya niveles de prevalencia similares en diferentes países'.
Sin embargo, hay una inmensa diferencia en el número de diagnósticos: por ejemplo, un estudio estimó que en Corea del Sur hay una prevalencia del 2,6% entre los niños, que es más del doble de la proporción que se registra en EE.UU.
El método y la subjetividad del médico afectan la manera como se interpreta el comportamiento de un pequeño.
'Es muy probable que las diferencias culturales influyan en las tasas de diagnóstico de autismo en el mundo', afirmó Perovic.
El problema
En China, los niños deben mostrar respeto por los mayores en su actitud corporal y su comportamiento social. Sin embargo, en Occidente suele ocurrir que un menor le falte el respeto a un adulto.
La interacción de los pequeños con los adultos es considerado un referente clave en el diagnóstico.
'Si no se tiene en cuenta que algunos comportamientos comunes en una cultura no son comunes en otras, se puede caer en interpretaciones erróneas', afirmó Perovic.
Por su parte Courtenay Norbury, una médica psicóloga de la Universidad Royal Holloway de Reino Unido que ha trabajado en zonas con gran diversidad étnica en el este de Londres, le dijo a BBC Mundo: 'El problema con no tener en cuenta la cultura es que podemos exagerar el diagnóstico del autismo'.
Y puso como ejemplo estudios realizados en Corea del Sur, que han detectado autismo en niños que nunca habían tenido problemas de comunicación.
Pero también, afirmó Norbury, existe el problema contrario: 'Encontrar menores con espectro autista en lugares donde nunca antes se ha diagnosticado, donde no hay recursos ni conciencia de las familias'.
¿Qué se puede hacer?
Norbury dijo que para resolver el dilema de la cultura en el diagnóstico del autismo habría que pasar mucho más tiempo en determinados contextos para entender los patrones típicos de los vínculos sociales.
'La idea sería ver qué tipo de interacciones ponen a los niños en desventaja y causan estrés en la familia', precisó.
Counterbury añadió que la clave está en expandir las fronteras de la investigación en prácticas como la etnografía de campo y los trabajos en los que confluyen investigadores de varias culturas.
Una portavoz de la Asociación Nacional de Autismo de Reino Unido, Jennie Sheldon, le comentó a BBC Mundo: 'No se trata de 'desoccidentalizar' la investigación, sino de que otras culturas tomen nuestra investigación y la adapten a su propio trabajo'.
Norbury concluyó: 'Nuestras exploraciones con el autismo en diferentes culturas son bien intencionadas, pero años de investigación en EE.UU. y Europa nos han llevado a pensar en síntomas que asumimos que son universales'.
'No obstante, creo que eso está empenzado a cambiar'.
Visto aquí
Un niño que es considerado autista en una sociedad puede no serlo en otra. Sin embargo, la medicina ha omitido el factor cultural en su diagnóstico de esta condición. ¿Hasta ahora?
BBC Mundo
En Sudáfrica no se acostumbra que los niños miren a los adultos a los ojos. Se considera irrespetuoso.
Por el contrario, que un pequeño no mire a los ojos a los adultos es una de las características de déficit social que la medicina occidental suele buscar en niños con síntomas de autismo. Y al notarlo, suelen inclinarse por un diagnóstico positivo.
¿Cómo hace, entonces, la medicina de Europa y Estados Unidos -que han liderado los estudios de la afección- para identificar casos de autismo en niños sudafricanos?
No es una respuesta fácil. Un reciente artículo de la revista científica Nature resaltó el hecho de que la cultura habitualmente no es tenida en cuenta en el diagnóstico de esta afección de origen aún debatido que perjudica la interacción social y comunicacional del individuo.
Una de las señales del autismo podría ser, por ejemplo, que los niños finjan repetidamente cumplir años: que inviten a amigos, corten pastel y canten. Pero en algunas partes de Sudáfrica los aniversarios no se celebran.
Como dijo la autora del artículo de Nature, Sarah DeWeerdt, 'el estudio del autismo en el mundo debe tener en cuenta una variedad de normas de conducta en diferentes sociedades'.
¿Qué papel ha tenido la cultura en la investigación y la detección del autismo? ¿Y cuál es el problema con un diagnóstico desde la perspectiva occidental? ¿Y qué se puede hacer al respecto?
BBC Mundo consultó a varios especialistas para responder a estas y otras preguntas.
Autismo sin cultura
Alexandra Perovic, profesora de medicina especializada en psicología y lenguaje de la Universidad de Londres (UCL, por sus sigla en inglés), le comentó a BBC Mundo: 'La mayoría de los estudios sobre autismo han sido conducidos por países de Europa occidental y EE.UU., por lo que hay una inmensa parcialidad dentro de la comunidad de investigación'.
De hecho, durante muchos años se creyó que el autismo estaba ligado a la cultura occidental y a la modernidad. Se pensaba que era un trastorno prácticamente inexistente en otros ámbitos culturales.
'Pero el desorden tiene una base biológica', dijo Perovic. 'Por eso, podría esperarse que haya niveles de prevalencia similares en diferentes países'.
Sin embargo, hay una inmensa diferencia en el número de diagnósticos: por ejemplo, un estudio estimó que en Corea del Sur hay una prevalencia del 2,6% entre los niños, que es más del doble de la proporción que se registra en EE.UU.
El método y la subjetividad del médico afectan la manera como se interpreta el comportamiento de un pequeño.
'Es muy probable que las diferencias culturales influyan en las tasas de diagnóstico de autismo en el mundo', afirmó Perovic.
El problema
En China, los niños deben mostrar respeto por los mayores en su actitud corporal y su comportamiento social. Sin embargo, en Occidente suele ocurrir que un menor le falte el respeto a un adulto.
La interacción de los pequeños con los adultos es considerado un referente clave en el diagnóstico.
'Si no se tiene en cuenta que algunos comportamientos comunes en una cultura no son comunes en otras, se puede caer en interpretaciones erróneas', afirmó Perovic.
Por su parte Courtenay Norbury, una médica psicóloga de la Universidad Royal Holloway de Reino Unido que ha trabajado en zonas con gran diversidad étnica en el este de Londres, le dijo a BBC Mundo: 'El problema con no tener en cuenta la cultura es que podemos exagerar el diagnóstico del autismo'.
Y puso como ejemplo estudios realizados en Corea del Sur, que han detectado autismo en niños que nunca habían tenido problemas de comunicación.
Pero también, afirmó Norbury, existe el problema contrario: 'Encontrar menores con espectro autista en lugares donde nunca antes se ha diagnosticado, donde no hay recursos ni conciencia de las familias'.
¿Qué se puede hacer?
Norbury dijo que para resolver el dilema de la cultura en el diagnóstico del autismo habría que pasar mucho más tiempo en determinados contextos para entender los patrones típicos de los vínculos sociales.
'La idea sería ver qué tipo de interacciones ponen a los niños en desventaja y causan estrés en la familia', precisó.
Counterbury añadió que la clave está en expandir las fronteras de la investigación en prácticas como la etnografía de campo y los trabajos en los que confluyen investigadores de varias culturas.
Una portavoz de la Asociación Nacional de Autismo de Reino Unido, Jennie Sheldon, le comentó a BBC Mundo: 'No se trata de 'desoccidentalizar' la investigación, sino de que otras culturas tomen nuestra investigación y la adapten a su propio trabajo'.
Norbury concluyó: 'Nuestras exploraciones con el autismo en diferentes culturas son bien intencionadas, pero años de investigación en EE.UU. y Europa nos han llevado a pensar en síntomas que asumimos que son universales'.
'No obstante, creo que eso está empenzado a cambiar'.
Visto aquí
lunes, 8 de octubre de 2012
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